lunes, 8 de junio de 2009

Profesiones 3 BIS





Las palabras volvieron, pero con el primer pañal, el escritor creyó que se irían definitivamente a la mierda.
Desgraciadamente, las palabras no se amedrentan fácilmente, ni con pañales ni con trabajos en oficina… El escritor y su prole debieron vivir con ellas para siempre, y vivir de ellas tan bien como fue posible.





6 comentarios:

Blackpaco dijo...

Suerttudo escritor y familia... vivir de escribir, ya no digamos tres, sino uno nomás, no es tarea fácil. Ya te contaré cómo me va a mi en esas lides. ¡Saludos y suerte!

Francisco.

Karla dijo...

Ojalá alguien pudiera vivir sólo de hacer letras... Éste es sólo un cuento en el que el hijo del escritor (que es escritor todo el día y toda la noche y que no hace corrección de estilo ni traducción ni ninguna otra cosa que no tiene que ver con la creación artística) podrá cursar el kinder, como los hijos de abogados y de iletrados públicos con altos puestos; podrá estudiar la primaria, la secundaria, la prepa y luego asisitir a la UNAM para llegar un día a ser un buen ingeniero o poeta o ingeniero. O doctor.

(Afortunadamente para el escritor, la mamá del hijo del escritor se mantiene sola y paga la mitad de todo porque es buena amiga del escritor aparte de ser la mamá de su hijo. Eso, no me lo negarás, ayuda mucho.)

Karla dijo...

Cómo es la historia de tu supervivencia, Paco?

Karla dijo...

Posdata: El escritor se enteró que iba a ser papá hace cuatro años...

Blackpaco dijo...

Pos yo sobrevivo a golpes. :-p ¿Y asté?

Karla dijo...

Las nueve horas diarias de oficina me espantaron las letras pero dan de comer, que ni qué.

Mis letras, afortunadamente, están volviendo gracias a la blogterapia.