miércoles, 10 de junio de 2009

Apocalipsis lado B





Y es así como todo concluye: peste, hambruna, destrucción por doquier, y los seis gatos brincando por encima de su cuerpo exhausto, arañando los muebles, acechando bajo la cama, precipitándola de cabeza en el Infierno. Quién diría que no serían siete sino seis las cabezas de la bestia y que no serían menos letales por ser adorables sus bigotitos. Quién diría que todo el mal del mundo residía dentro de esa caja de cartón sobre la banqueta, donde el faro permite la existencia de una sombra espesa, insondable, entre dos paredes. Ojalá hubiese ella podido interpretar los malos presagios de esa noche brumosa en que abrió la puerta del departamento para salir a comprar café.





3 comentarios:

Karla dijo...

Alguien quiere un gatito. Los entrego vacunados y desparacitados. Interesados, comunicarse.

Posdata: no obstante el texto, un tanto hiperbólico, son adorables.

Karla dijo...

"La errata es el dominio de la lengua", escribió un erudito cuando intentó decir "La errata es demonio de la lengua".

Posdata:
Los gatitos también los entrego desparaSitados. Ups!

Blackpaco dijo...

Por eso no me gustan los gatos. Ni los animales, en todo caso.

Francisco.

P.D. Suerte en el intento de dshacerte de las bestias. :P