Seguro que ni a Quevedo le salió el primer soneto a la primera...
Gato corazón
Tendría que dejar el corazón
olvidado en la banca del parque,
que los perros vagabundos, con hambre,
despedacen toda la aflicción
de su vida carente de emoción;
caja vacía, sin amor y sin sangre;
cachivache inútil, no obstante
la terquedad de la palpitación.
Pondré en su lugar un gordo gato
que goce de las cosas sin sentido,
y que no tema nunca dar el salto
ni, por las mañanas, seguir dormido.
Si lo lastiman maullará un rato
Y cazará de nuevo tu vestido.
3 comentarios:
Éste me gusta. Me hizo pensar en Bastet.
En efecto me gustó el soneto. Lastima que mi gato, Quijote, no sepa leer esto.
Qué chido que escriban, lo malo es que hasta ahora vi que lo habían hecho porque, de puritito churro, revisé mis entradas... De veras les gustó? No puedo sino reverenciar su comasión
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