viernes, 17 de julio de 2009
Felicidad
Con frecuencia estoy de buen humor. Los problemas del trabajo ya no me agobian como antes. Ya ni siquiera añoro tener vida propia ni algún tiempecito para mí, como solía decir antes. ¿Qué será? He dejado de tener ese sueño en que me ahogo en un océano oscuro y pesado. Espeso como engrudo. Oscuro. Ya no necesito cerrar los ojos ni recargarme en la pared del elevador ni respirar profundamente mientras subo hasta mi oficina. Ahora mismo, por ejemplo, ni siquiera me estoy cuestionando con desdén mi nueva tranquilidad: sólo reflexiono sobre esta recién estrenada condición anímica a la que, incluso, podría llamar felicidad… Debe ser consecuencia de las inyecciones, de las pastillas, de las terapias que, como parte de un nuevo proyecto gubernamental, están haciendo de mí un burro.
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4 comentarios:
¿Abandonaste tu blog?
Aún no, sólo estuve de vacaciones.
Además creo que me convierto un poco más en burro cada día, jajaja!
Órale Hermana gracias por la visitada. A ver si te bajas algo que te guste. De lo del "chisme" pues son eso nomás. Yo ni hago caso, sólo los sigo de lejos con harto cuidado, pero sin pensar en ellos. Nomás a veces pa' distraerme y ponerme al tanto.
Besos y abrazos :D
Yoyo
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