viernes, 9 de octubre de 2009

Ayer cayó el Diluvio Universal...





I

Ayer cayó el Diluvio Universal

sobre Insurgentes

pero duró poquito.


II

Sólo un instante bastó

para que nosotros

los animales,

como personas,

corriésemos desesperados,

desterrados,

desolados y sin sol,

rumbo al arca;

al metro, aunque sea,

que a aquella hora de la tarde

se negaba a rescatar más bichos inmundos,

que huelen a león, a chivo,

a gente, pues, con prisa y con agua,

exigiendo, como si lo merecieran,

auxilio en la borrasca.


III

La lluvia nos trastorna todo.

nos moja.

Disuelve la seguridad en el traje bueno y bien planchado,

en los caros tacones altos,

en el pinche título de maestría que no sirve de paraguas.


IV

El transborde en Balderas

es el día del Juicio.


Que algún rinoceronte atacara ahí

era cuestión de tiempo.


Que se sacara del cuerno una pistola

y arremetiera contra cualquiera.


Nadie comprende,

la angustia de un animal que se extingue

entre la muchedumbre

rastrera de la ciudad.



V

Los graznidos de los pasajeros

se perdieron entre las explosiones de furia

de la pólvora precisa

que fue a hundirse, porque así debía ser,

en el único extinto y desalado héroe

que hubo nunca a bordo.


VI

La lluvia nos decompone el ánimo,

pero sólo por un instante.

Pronto todo vuelve a la normalidad

y a nadie le interesa si hay o no un arco iris.